Editorial
No hace mucho, un escueto paseo por una librería de una metrópoli cualquiera del Espacio Schengen, devuelve un título extremadamente sugerente: La competencia de lo falso. Una historia del fake, escrito por el historiador del arte Jorge Luis Marzo, en 2018, y editado por Cátedra. Como es natural, al encuentro de un libro, se abre un hueco o, al menos, la posibilidad de incluir un enfoque complementario sobre un asunto: una ampliación de la metodología.
Las metodologías, de origen principalmente disciplinario, adquieren una dimensión más profunda cuanto más se cruzan entre sí, y con otras actuales y divergentes, de tal manera que modulando el desenfoque afloran relatos diferentes basados en edificios reflexivos de referencias muy diversas.
Marzo contribuye a este editorial con una clave inesperada, con un disparador metodológico que se construye a partir del concepto de fake. ¿Es posible abordar las imágenes del pasado como un fake? El fake, o veroficción, tal y como define Jorge Luis Marzo:
[…] es una técnica lingüística que utiliza artificios de apariencia para infiltrarse en contextos determinados a fin de operar en ellos sin revelar su identidad ni su objetivo ulterior, los cuales se desvelan al final del proceso, exponiendo mediante el cortocircuito generado por el engaño la convicción de los mecanismos sociales habituales en la construcción de sentido. En pocas palabras, la veroficción es una ficción que esconde su carácter ilusorio y cuya recepción se considera real hasta que se desvela su naturaleza ficticia.*
Sin embargo, el origen de las imágenes contenidas en este Volumen, expuestas por la antropóloga Greta Winckler (Buenos Aires, 1990) y las que forman parte de la base del trabajo del artista Adrián Alemán (Tenerife, 1963), no fueron producidas en su momento como fakes, es decir, no tenían la intención de revelar en última instancia la ficción contenida, sino que al contrario trataron de constituirse como verdades. Actualmente, procesos de reflexión decolonial como los desarrollados por Winckler y Alemán atienden, precisamente, al desvelamiento de esa ficción convertida en una verdad histórica. La metodología fake ayuda a la verificación de la falsedad y del falseamiento de las imágenes del pasado como forma de legitimación de relatos, revela la manipulación de los imaginarios y de los contextos en beneficio, evidentemente, de los poderes de cada lugar y momento.
Pensar estas imágenes como fakes añade una capa que pone de manifiesto que desde el principio, desde su principio, son consideradas como estatutos de relato verídico, pero inhibidas de la necesidad de demostrar su verdadera intención. Aquí y ahora, sin embargo, quedan al descubierto por el simple hecho de cuestionar justamente su principio.
* Jorge Luis Marzo, La competencia de lo falso. Una historia del fake (Madrid: Cátedra, 2018), 157.